lunes, 8 de julio de 2013

PRINCIPALES REVOLUCIONES ECUATORIANAS QUE TRANSFORMARON A LA SOCIEDAD CORRIENTE ENFOQUE Y EL PENSAMIENTO SOCIAL DE LA EPOCA

PRINCIPALES REVOLUCIONES ECUATORIANAS QUE TRANSFORMARON A LA SOCIEDAD CORRIENTE ENFOQUE Y EL PENSAMIENTO SOCIAL DE LA EPOCA
La Revolución Liberal (1895-1912) Hacia fines del siglo XV, los pueblos de lo que ahora es Ecuador enfrentó la conquista de unos guerreros originarios del sur, los incas, que se habían asentado originariamente en el sur del actual.
El sostenido incremento de la exportación cacaotera y del comercio de importación trajo consigo un proceso de acumulación cada vez más significativo de capital, al mismo tiempo que más estrechas vinculaciones con el mercado mundial. Se consolidó así el predominio de los sectores capitalistas dinámicos de la economía.
La Revolución Liberal significó un gran salto. El predominio político e ideológico del latifundismo clerical fue desmontado por la burguesía y sus aliados, cuyos mecanismos de dominación y reproducción ideológica suponían el establecimiento, al menos en principio, de ciertas garantías y de libertad de conciencia y educación. No puede empero hablarse de una “transformación frustrada” o de una “traición al credo liberal”. La revolución halló sus límites en los de su principal protagonista. Es decir, que estuvo determinada por los intereses de la burguesía que ni pudo desmontar la estructura latifundista de la Sierra, ni abolir el poder regional terrateniente. Derrotado, pero no destruido en su base económica fundamental, el latifundismo cerró filas alrededor de la Iglesia católica. De este modo, el conflicto político se dio entre el Estado liberal, que expresaba los intereses de la burguesía y consolidaba su poder gracias al soporte del ejército y grupos medios.
Las transformaciones implantadas por el liberalismo (separación de la Iglesia y el Estado, educación laica, libertades de conciencia y culto, etc.) fueron innovaciones políticas e ideológicas, orientadas a consolidar mecanismos de reproducción del sistema capitalista en ascenso. Con ellas la burguesía aseguró su control del Estado, garantizando condiciones favorables a la integración de los mercados internos y a la vinculación cada vez más estrecha con el sistema internacional. Con esto se acentuaba la situación dependiente del país respecto del imperialismo. Creadas estas condiciones, el impulso ascendente de la Revolución Liberal se volvió peligroso para las estructuras de dominación.
La caída y muerte de Alfaro fue parte de un plan de los sectores oligárquicos por frenar su impulso. A fines del siglo XIX e inicios del XX se dieron importantes transformaciones en la vida de la sociedad ecuatoriana, el crecimiento de las ciudades estuvo acompañado por la instalación de la luz eléctrica y la circulación de los primeros automóviles.
Luego de la fase revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía liberal. Pero al mismo tiempo se fueron incubando las condiciones que determinarían su caída. Primero se dio la revuelta en el medio rural de la Costa; luego, ya en los años veinte, estalló la agitación urbana. Los sectores medios, que habían crecido con la burocracia y el comercio menor, pugnaron por participar en el poder. Las organizaciones obrero-artesanales, cuyo desarrollo a principios de siglo fue intenso, reivindicaban sus derechos. La guerra europea y fundamentalmente el triunfo de la Revolución soviética fue el marco externo de influencia político-ideológica. Cuando en 1924 llegó a la presidencia Gonzalo Córdova, la etapa finalizaba. El liberalismo había perdido su base popular, la reacción conservadora acumulaba fuerzas para lanzarse a la revuelta, la crisis económica no se superaba, el descontento estaba en todo lado. Córdova fue derrocado el 9 de julio de 1925 por un golpe de militares progresistas.
Con la transformación de julio de 1925 se inició una etapa de dos decenios, signada por una crisis global. El descalabro de la producción y exportación cacaotera fue el detonante de una prolongada depresión económica que, al iniciar la década de los treinta, se agudizó por el impacto de la recesión del capitalismo internacional.
Los lazos dependientes del Ecuador, cada vez más estrechos, ataban su suerte a la de los centros monopólicos. En ese marco, el control del poder de la burguesía comercial y bancaria se resquebrajó seriamente. El latifundismo serrano robustecido se lanzó a la lucha por retomar posiciones perdidas años atrás. Pero el resquebrajamiento del poder plutocrático se explica también por la presión que, “desde abajo”, ejercían nuevos grupos que reclamaban espacio dentro de la nueva escena social y política. Los sectores medios, robustecidos por la implantación del Estado laico, luchaban contra la dominación oligárquica prevaleciente, intentando ampliar su reducida cuota de poder político burocrático. La clase trabajadora, ya con la sangrienta experiencia del 15 de noviembre, consolidaba sus iníciales organizaciones y apuntaba a la agitación a nivel nacional, madurando al mismo tiempo una alternativa política contestataria. Los grupos de pobladores, que comenzaban a crecer en los suburbios de las ciudades más grandes, buscaban mecanismos de expresión y lucha. Por su parte, grupos de mujeres que denunciaban la explotación por partida doble, protestaron contra la discriminación social y política.
Los cambios sociales se proyectaron en la esfera política. Desde mediados de la década de los veinte se produjo una reagrupación de las viejas fuerzas y la gestación de otras nuevas. Ahí podemos ubicar con propiedad el surgimiento de los modernos partidos políticos del Ecuador. La Asamblea reunida en 1923 estructuró a nivel nacional el Partido Liberal Radical. La Convención convocada en 1925 reconstituyó el Partido Conservador Ecuatoriano. En 1926 se fundó el Partido Socialista.
Ecuatoriano como una heterogénea y pionera fuerza de izquierda. En 1931 sufrió una primera división cuando el sector pro estalinista se agrupó en el Partido Comunista. El socialismo se constituyó en el polo de influencia ideológica más dinámico del Ecuador. En cierto sentido fue la continuidad del radicalismo liberal y la base de la lucha por el laicismo, especialmente en la educación, donde la izquierda socialista alcanzó enorme influencia. Un conjunto de escritores de esta tendencia ideológica logró decisiva presencia en la cultura nacional. En el campo de la organización popular, el socialismo fue un dinamizador. Desde los años veinte en adelante, se reactivaron las antiguas organizaciones gremiales y se constituyeron nuevas de tipo sindical que se movilizaron en reclamo de garantías en el trabajo y buscaron niveles de organización regional y nacional.


http://www.youtube.com/watch?v=3ZQvUnAuGAg

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